En
los últimos días todos hemos sido testigos de una pérdida
de valor en los mercados financieros mundiales que esta
generando un “efecto riqueza” –wealth effect–
contrario. En el Perú se estaría dando un fenómeno similar
ante la disminución de los precios de las propiedades que
podría tener consecuencias adversas sobre en el consumo e
inversión de las familias y empresas.
Pero
¿qué es el “efecto riqueza”? El efecto riqueza es
simplemente el mayor consumo –o inversión de las familias o
empresas que surge ante un repentino incremento del patrimonio
de estos ya sea como consecuencia de una subida en los precios
de los activos financieros, inmobiliarios, y otros que
presenten liquidez o sean susceptibles como garantías
prendarias. Así, ante una abrupta subida en el precio de un
inmueble, el propietario de este “se sentiría con mayor
riqueza” y estaría dispuesto a consumir más a pesar de que
sus ingresos corrientes podrían haberse mantenido. El efecto
sobre el consumo se refuerza aún más con la posibilidad de
acceder a mayores prestamos dado que los bancos estarían
dispuestos a prestar más ante el incremento de valor del
patrimonio de las familias y empresas.
Así
por ejemplo, una persona podría poseer un terreno que valdría
US$ 150,000, un sueldo mensual de US$ 1,000, y un nivel
de gasto de US$ 800. Posteriormente, por efecto de un
“boom” inmobiliario, el terreno podría valer US$ 1 millón.
Esto indudablemente, causaría que el consumo de esta persona
se eleve significativamente. Incluso, los bancos estarían
dispuestos a prestarle un monto mayor –a pesar que los
ingresos corrientes pudieran haberse mantenido constantes–
pues su respaldo patrimonial sería mayor.
Casos
de este tipo se han dado en diversas países y mercados.
Durante 1999, la incesante subida de la bolsa de valores de
los EEUU, generó toda una nueva legión de nuevos ricos, que
se volcaron a adquirir artículos suntuarios. En países del
Asia, principalmente Japón y Hong Kong, las propiedades subían
de manera importante año a año. Así, en 1997, el precio de
un departamento en Hong Kong, llegó a valer US$ 10,200 por
metro cuadrado. Al igual que en EEUU, el consumo en esos países
se elevo significativamente. Los bancos por su parte, tomaban
como colateral estas propiedades considerando los exorbitantes
precios.
El
efecto contrario, sin embargo, también se puede dar. Una
reducción en el patrimonio de un individuo provoca una caída
en su consumo –nuevamente– a pesar que sus ingresos
corrientes podrían haberse mantenido.
Regresando
a los casos de EEUU y los países de Asia, la caída de las
bolsas de EEUU en el presente año (El Dow Jones viene
cayendo cerca de 8%, y el NASDAQ en cerca de 22%) ha generado
una disminución en el consumo de ese país. En los países
asiáticos, la crisis de esa región ha provocado la caída de
las propiedades, cuyo efecto se vio multiplicado como
consecuencia de los prestamos con garantía en esos activos.
En
el Perú, también se viene experimentando un “efecto
riqueza” inverso por la caída en los precios de las
propiedades. Desde 1997, los precios de los bienes raíces han
descendido entre 30% y 50%. El impacto de esta caída sobre la
economía de las familias ha sido muy importante pues en la
mayoría de los casos, el patrimonio de los peruanos se
concentra principalmente en bienes raíces. La idiosincrasia
de nuestra cultura es a tender ahorrar en forma de bienes raíces
a diferencia de lo que ocurre en Norteamérica o en Europa
septentrional. Esta forma de ahorro se da desde la
autoconstrucción en los pueblos jóvenes hasta las grandes
casas en La Planicie. Sin embargo, el impacto no ha sido tan
negativo como lo ocurrido en Asia, pues la escasa
“bancarización” evito que existiera un buen volumen de
prestamos hipotecarios que hubieran amplificado este efecto.
Todavía
no se han hecho estudios profundos sobre este tema en el Perú.
Sin embargo, un breve diagnostico del efecto riqueza en el Perú,
nos hace concluir que la alta proporción de activos
inmobiliarios en el patrimonio de los peruanos aunada al
impulso de los prestamos hipotecarios como efecto
multiplicador, podría presentarse como una receta a
considerar para promover el nivel de inversión y consumo en
el país, elementos claves para el crecimiento. Así un
incremento en los precios de las propiedades –ya sea a través
de menores impuestos prediales e impuestos a la renta de
primera categoría– alentaría a una mayor inversión
de las empresas así como un mayor consumo producto de este
“efecto riqueza”.
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